2 meses ya desde el último episodio, ¿yo creo que ya valdrá de vacaciones, no? Bueno, sinceramente creo que han sido necesarios porque, al final, el crear contenido es algo que puede llegar a saturar un poco. Han sido meses en los que he trabajado igual, excepto una semana que sí que tomé de vacaciones en agosto, pero el darle descanso al podcast me ha permitido reflexionar un poco sobre lo que quería hacer con él y sobre nuevo contenido que poder ofrecer.
Ten en cuenta que yo comencé este podcast como un experimento, sin ninguna expectativa, pero poco a poco va creciendo y ya con esta segunda temporada, poca broma jeje.
Por cierto, por si alguno tiene curiosidad sobre este mundo del podcasting, algo que me ha sorprendido gratamente ha sido ver cómo a pesar de no estar grabando las escuchas diarias se han mantenido, obviamente no al mismo nivel, pero a un muy buen nivel. Y esto mola,mola que crezca orgánicamente. Entiendo que hay ciertos contenidos que se van posicionando y se mantienen ahí.
Una de las reflexiones que tuve en este parón fue acerca de no perder la esencia por la que cree este podcast. Como sabes, yo lo hice porque quería contar todo eso que casi nunca se cuenta del camino de emprender. Personalmente, me da mucha rabia cuando escucho o investigo sobre la carrera de un emprendedor y muchas veces se olvida o se oculta la parte mala de todo esto. Y como todo en la vida, la hay, por supuesto que la hay, por eso creía útil para mucha gente que quiera lanzarse a la piscina, que primero puedan ver la cara bonita y menos bonita de esto. Y para ello, yo puedo aportar mi experiencia con mis vivencias en directo y también la experiencia de algunos invitados que voy entrevistando. Por todo esto es por lo que el podcast se llama Spoiler, y realmente, pensaba si estaba haciendo bien el Spoiler de mi propio camino, a nivel profesional, que es lo que aquí quiero mostrarte, y me dí cuenta de que sí que había soltado ciertas pinceladas por ahí en algunos episodios, pero no había contado bien mi historia de cómo he llegado hasta aquí, cómo han sido esos momentos complicados, que reconozco que son los más complicados de contar, y en qué situación estoy.
Como a mi es lo que me gustaría escuchar, creo que debo dar ejemplo y es lo que debo hacer. Así que por si a alguien, al igual que a mí, le puede ser útil escuchar este tipo de historias más reales, te lo voy a contar.
Bueno, empezando por casi el principio, yo vengo de una familia normal, humilde, trabajadora, pero si que es cierto que una familia de fundamentalmente autónomos. Mis abuelos, mi padre, mis tíos, todos son autónomos. La mayoría dedicados a la agricultura. Y seguramente sea de ahí de donde me venga un poco esta manera de ver la vida. Esto es un ejemplo que puede parecer tonto pero para mi fue un gran aprendizaje y es que en el pueblo, era típico que cuando los chavales cumplíamos 14 años, se les comprara un ciclomotor. Mis padres me propusieron “llamémosle asociarnos” para poner un campo de cebollas juntos ese año, mi pueblo, Fuentes de Ebro, tiene la cebolla Denominación de Origen entonces es algo muy típico aquí, y bueno la idea era que con los beneficios que quedarán después de pagar gastos y pagar a la gente que vino a ayudarnos, me compraba la moto que podía. A ver, seamos realistas, trabajó más mi padre que yo, pero si que adquirí y aprendí lo que era responsabilizarse de un negocio y que si quieres conseguir algo hay que ganárselo con trabajo, y recuerdo el proceso como muy bonito. Fue una buena lección. Al final me llegó para un ciclomotor de segunda mano, pero cumplió su papel.
A pesar de ello, realmente no es que yo ya pensara de pequeño que quería ser empresario ni nada de eso, sí que siempre me ha tirado la vena creadora. Yo estudié Ingeniería de Diseño Industrial y Desarrollo de producto, y disfruté muchísimo la carrera. Fue una carrera muy práctica, con muchos proyectos que iban aumentando en complejidad curso a curso, y aunque como en todas carreras cuando sales al mundo profesional es otra cosa, es cierto que hablando con muchos amigos, yo tengo la sensación de que en mi carrera se hacían las cosas medianamente bien. En la carrera, en cuanto a vocación futura, tuve como dos etapas, la primera mitad en la que no sabía muy bien qué quería hacer después. Recuerdo una época que había un equipo de motociclismo en la universidad, que diseñaban y construían una moto con la que luego se competía, y me planteé entrar ahí. Pero fue algo pasajero y ya a partir del segundo año de carrera fue cuando empecé a ver con claridad que yo lo que quería era montar algo por mi cuenta. No sabía el qué, pero ya en esta época empecé a devorar todo lo que pillaba relacionado con el emprendimiento, pero más concretamente, con figuras de emprendedores, leer biografías, estudiar casos de empresas. Me metí de lleno con ello.
También empecé a experimentar, entre comillas, un poco la organización de proyectos y equipos, ya que intentaba siempre ser ese perfil en los diferentes grupos de trabajo que teníamos en la Universidad. Me gustaba organizar, planificar, marcar el rumbo. Disfrutaba con ello.
Durante toda la carrera y posteriormente también durante un tiempo, trabajaba de camarero los fines de semana y también dando clases por las tardes en una academia, así que viviendo en casa de mis padres, recuerdo que con lo que sacaba me daba para mis cosillas. Vivía seguramente mejor que ahora jeje.
Cuando salí de la Universidad, me vi muy verde para montar algo, la verdad, también por supuesto siempre está la presión popular y familiar, que con toda su buena intención y por protegerte, te aconsejan que primero debes entrar a trabajar en una empresa para aprender y coger experiencia. Claro, en mi familia, en cierta parte, veían con más prestigio lo de que fuese ingeniero, así que proyectaban un poco, algunos de ellos, esa carrera de trabajar en una gran empresa como ingeniero. Yo no lo veía claro, la verdad, pero tenía que probar cosas para ver qué es lo que no quería y lo que sí.
Así que entré en prácticas en una agencia de publicidad, en la que estuve 7 meses, pues diseñando todo tipo de contenido, nada glamuroso, pero es lo que toca cuando empiezas.
En paralelo en mi cabeza siempre estaba el que quería montar algo. Y recuerdo que en esta empresa ya intentaba observar al máximo lo que hacía el dueño. Era una agencia pequeña, pero es cierto que estaban expandiéndose en latinoamérica y el dueño no venía mucho, así que cuando venía, intentaba aprender todo lo que podía de él. Luego estuve a punto de irme a trabajar y vivir a Panamá con esta empresa, pero se alargó la cosa, ellos no podían ofrecerme de momento un contrato, y yo no podía estar sin cobrar, así que tuve que buscar otra cosa.
Entré como autónomo en una multinacional que se dedicaba a fabricar muebles y espacios de retail en general. Salió la oportunidad, recuerdo que para ser mi primer sueldo se ganaba bastante bien, y empecé. El trabajo realmente era de lo más poco creativo y aburrido del mundo, ya que mi función era preparar artes finales. Pero no me dió tiempo a aburrirme mucho, ya que a los dos meses me echaron. Bueno, me dijeron que ya no les permitían seguir con ese modelo de tener trabajadores autónomos, pero a saber. Así que sí, mi primer fracaso profesional, podríamos decir.
Como ya era autónomo, recuerdo que desde que acabé la carrera yo, sin saberlo, ya estaba comenzando Estudio Iber, no se llamaba así, pero sí que iba haciendo algunos pequeños trabajos que me surgían como freelance. Algún logotipo, algún cartel publicitario. Lo que iba surgiendo.
También seguía trabajando de camarero y dando clases en la academia, así que eso me permitía, viviendo en casa de mis padres, subsistir sin problema.
Al poco tiempo, como ya había hecho proyectos como freelance y los iba colgando en mi portfolio de Behance, me llamó el dueño de la siguiente empresa en la que entré para decirme que estaban buscando diseñador. Entré y esta fue realmente la experiencia más larga y relevante que he tenido por cuenta ajena. Era una empresa pequeña de cosmética capilar, pero que fue creciendo, de hecho entré cuando estábamos unas 10 o 12 personas, y cuando me fuí, 2 años y medio después, estábamos unas 25. Lo bueno de ser una empresa pequeña es que te toca hacer de todo y a mi que me gustaba observar y estudiar como funcionaba la empresa y el dueño, me permitió aprender muchísimo.
Me tocó hacer diseño de packaging, diseño de producto, de envases, control de stock, compras, lidiar con proveedores, de todo, Elías, el dueño, me enseñó muchísimo a negociar precios para comprar bien. Y al poco tiempo se comenzó a tomar más enserio las compras de material a China, y sin quererlo yo me responsabilicé de toda esa parte, viajé a China, y aquí sí que aprendí a negociar, porque para eso los chinos están a otro nivel. Poco a poco m convertí en el responsable de Diseño, llegué a tener a 3 personas bajo mi responsabilidad. En fin, que fueron solo 2 años y medio, pero me curtí muchísimo.
Paralelamente en esta etapa, yo que ya no podía aguantar más para emprender mi proyecto, comencé a desarrollar Flip&Flip. Que realmente era un proyecto que el germen nació de mi proyecto final de máster, y posteriormente, cuando me asocié con Tacatá, se convirtió en lo que es Flip&Flip en sí. Lo montamos teniendo ambos nuestros trabajos en paralelo, pero o que soy un ansias ya empezaba a tener la cabeza más en emprender, no podía aguantar más, y pensé que si realmente quería sacar Flip&Flip adelante debía apostar por ello y dedicarme plenamente a ello.
Así que, tras 2 años y medio, dejé un trabajo fijo, que además, aunque aún era una empresa pequeña, tenía proyecciones de ir creciendo y más o menos tenía trabajo asegurado. Vamos, lo que para muchos hubiese sido una vida cómoda, y seguridad, pero que para mi era todo lo contrario. Y aquí fue cuando pasé de tener un sueldo a, de la noche a la mañana, ingresar cero. Porque Flip&Flip todavía no nos daba un duro, lo poco que ganábamos se reinvertía para crecer.
Para que te hagas a la idea, por aquel entonces yo tenía 26 o 27 años, vivía con mis padres aún, y tenía unos pocos ahorros. Pero pocos, creo recordar que eran unos 3500€.
Y aquí viene, lo que considero mi primer error emprendiendo. O quizás no, porque todo me ha ido trayendo hasta aquí. Pero si que pienso que debería haber tenido más ahorrado, porque calculé mal, fue demasiado optimista al pensar que pronto podría conseguir que Flip&Flip me diese un pequeño salario, y no fue así. Claro, yo tampoco había ahorrado más porque mientras trabajaba, lo que ahorraba, lo había metido para montar Flip&Flip.
Pero sí que quizás ahora, intentaría ahorrar lo suficiente como para poder vivir al menos 1 año sin ingresar nada. Porque en mi caso, por cabezón y por no hacerlo, las pasé putas después.
Claro, se me acababan los ahorros, la cosa no avanzaba y necesitaba sacar ingresos de algún modo. Lo que no quería era volver atrás, la decisión estaba tomada y no había marcha atrás así que en mi cabeza ni de lejos cabía la posibilidad de entrar de nuevo a trabajar por cuenta ajena.
Mi foco estaba en conseguir un trabajo que me permitiese mantener el foco en Flip&Flip y que me permitiese compaginarlo. Es decir, si tenía una reunión importante, un viaje o lo que fuese, que pudiese hacerlo. El foco estaba ahí.
Seguramente, de nuevo aquí otro error, lo más fácil hubiese sido desarrollar más la parte de freelance con Estudio Iber, pero en aquel momento consideraba que eso me desgastaba mentalmente, y no quería nada que mentalmente me quitase foco y energías de Flip&Flip. Así que, descubrí el tema de ser repartidor en Glovo, lo investigué un poco, y consideré que era la mejor opción. Ya era autónomo, así que podía hacerlo sin problema. Esto me permitía organizar mi tiempo como quisiera, y era un trabajo físico, no mental. Le pedí prestada una bicicleta de carretera antigua que tenía mi tío, la reparé un poco, y con eso empecé.
Yo considero que soy una persona que siempre hago las cosas a mi manera, sin importarme la presión social, de hecho si me importara no estaría donde estoy, pero he de reconocer que lo pasé bastante al esta época por la presión social y tener que escuchar infinitas veces el típico comentario de “tanto estudiar para eso”. A ver, qué problema hay por repartir en Glovo, es una forma de ganarse la vida tan lícita como cualquier otra. Pero he de reconocer que todo esto me avergonzaba, no sé si es la palabra, un poco, y sobre todo que me hacía dudar en los momentos de bajón, sobre si estaba siguiendo el camino correcto. Si tanto sacrificio merecía la pena. Claro, en esta época, yo ya me había independizado y para poder vivir, trabajaba todo el día en Flip&Flip, pero todas las noches entre semana, y alguna vez entre semana, y todos los fines de semana, repartía en Glovo a tope, porque si no no llegaba a fin de mes. Es que no había otra. No tenía más vida. Y sinceramente, a mi eso no fue lo que se me hizo duro, porque yo tenía claro por qué estaba haciendo lo que hacía, no me cansaba, no echaba de menos la vida social ni nada, pero como te digo, sí que lo pasé bastante mal por la otra parte. Por la de pensar a veces, qué cojones estoy haciendo. ¿Merece la pena tanto sacrificio?.
Llegó la pandemia y, ni mucho menos me voy a alegrar, pero reconozco que a mi me cambió la vida para bien. Por aquel entonces Flip&Flip si que daba ya ciertos beneficios y podía tener ciertos ingresos, pero claro, de la noche a la mañana nos confinan. Flip&Flip pasó a cero por completo, porque sus ventas provenían en el mayor porcentaje de markets físicos y de tiendas físicas que nos compraban. Y eso se paró. Además, yo cogí el Covid justo al principio del confinamiento, por lo que tampoco podía repartir. Y en ese tiempo, no sé, a muchos nos pasó que tuvimos demasiado tiempo para pensar, y cuando yo acabé mi cuarentena, no quería ponerme a repartir de nuevo. Llevaba ciertos proyectos como freelance, a los que no les había dado quizás la importancia que tenían, e hice caso a algún amigo que ya desde hacía tiempo me decía, tío, porque no mueves más esto, que tu vales mucho para esto.
Así que en ese tiempo, decidí hacerme de una vez una web, ya tenía bastantes proyectos como freelance, así que los colgué todos, y empecé a decir a algunos clientes y contactos que quería empezar a mover eso más. Así nació Estudio Iber, que ya existía, pero digamos que se formalizó.
De un proyecto vino otro, de un cliente nació otro cliente y, la verdad, hasta día de hoy no ha parado de crecer. Desde 2019 no he tenido que repartir más, por suerte Estudio Iber ha sido el 100% de mi sustento, y menos mal porque ha sido la peor época para Flip&Flip. Digamos que ahora ya no hago separación, de hecho, clientes de Flip&Flip, por temas de fabricaciones de productos corporativos, se han acabado convirtiendo en clientes de Estudio Iber. Y ya lo veo como un todo. Hago muchas cosas, si Estudio Iber me da más, le doy más, y así pongo más foco en lo que veo que más crece.
Ahora estoy en esa fase de, puedo vivir, siendo independiente, de mis negocios. No voy sobrado, a ver, este año creo que en los 8 primeros meses he ingresado 24.000€. Pero también tengo muchos gastos, así que bueno, queda un sueldo normal, pero el primer paso era vivir de mis negocios, y ufff, no veas lo que me ha costado. Lo pienso y ojalá hubiese hecho caso antes a esos amigos y hubiese empezado antes con Estudio Iber a saco. Pero claro, tampoco olvido por nada del mundo el aprendizaje que me dió esa época tan dura en Glovo. De hecho, cuando empecé con mi mentor Juan Carlos, me dijo, nuestro primer objetivo es bajarte de la bici, y ahora, muchas veces lo hablamos que veo la bici e inmediatamente me pone las pilas para no dormirme y seguir concentrado para hacer crecer mis ingresos. Porque desde luego, no quiero volver. Ya lo hice, y si tuviese que hacerlo, de nuevo no se me caerían los anillos, pero toquemos madera porque esto siga este rumbo y vaya a más.
Yo realmente no llevo tanto tiempo, solo unos 6 años emprendiendo entre unas cosas y otras, pero realmente todas estas cosas, estos sacrificios, estos momentos jodidos de verdad, me hacen tener cada día más claro que no todo el mundo está preparado para esto.
Yo estuve 1 año y medio cogiendo una bici y haciendo miles de kilómetros, trabajando mil horas al día y pasándolo mentalmente mal de cojones a veces, porque no sabes cómo salir de ahí, pruebas y nada te sale. Te frustras. Pero tengo claro que si he aguantado hasta aquí es porque nunca he dudado en el fondo de que lo voy a conseguir. Yo, sinceramente, sueño en grande, y bueno, con el tiempo, a base de palos he ido bajando los sueños a tierra, pero sigo poniendo las metas altas. Porque sé, y me he demostrado a mi mismo, que soy capaz de sacrificar cualquier cosa por conseguir mis sueños. Y cada vez tengo más dudas de cuándo lo conseguiré, disfruto más del camino y voy avanzando, pero sí que tengo claro que lo conseguiré. No dudo.
Y si no tienes esto tan claro, si no tienes esta convicción y fuerza, no vas a ser capaz de aguantar esos momentos tan duros. El no llegar a fin de mes. El hacer cualquier cosa para levantarte una y otra vez.
Por eso, cuando veo a mucha gente que se lanza a montar algo y a la primera de cambio que no le salen las cosas como planeó, que es lo más habitual, porque siempre hay dificultades, ya se quejan o abandonan. Digo, pff, creo que si en vez de contar tantos casos de éxito del emprendimiento, se contaran estas cosas, se evitaría que mucha de esa gente se lanzase, en muchos casos, pendiendo dinero por el camino.
Entendamos que no es mejor ser un emprendedor que uno que no lo es. Que no todos valemos para esto. Del mismo modo que yo soy un fatal trabajador. Así que antes de lanzarte con algo, ponte en el peor de los escenarios, qué pasaría si todo fuese mal, ¿lo aguantarías? ¿Seguirías adelante?. Cuanto de comprometido estás con ese sueño o ese objetivo que quieres.
Y nada más. Esto ha sido todo. Espero que te haya sido interesante, si es así suscribirte en la plataforma que lo escuches si todavía no lo has hecho, y compártelo anda, que compartir es vivir. Y si quieres, puedes suscribirte a la newsletter así yo te aviso cada vez que tenga algo que contarte.
Mil gracias siempre por escucharme.
¡Nos vemos pronto!
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