32. Estoicismo: El arte de la buena vida (o no)

 

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La importancia de tener una filosofía de vida (sin parecer un profesor de filosofía)

Hoy voy a hablarte de filosofía.

La verdad es que no cumplo mucho el tópico de filósofo o profesor de filosofía. Pero si te ayuda, puedes imaginarme con barba larga, gafas redondas y fumando un buen “peta”.

El que si lo cumplía era mi profesor del instituto, Imanol, por lo de la barba larga digo.

 

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Pero bueno, no nos desviemos del tema.

Hay una filosofía que sí me parece muy interesante. Igual has oído hablar de ella porque, aunque proviene del siglo III a.c., se ha puesto muy de moda últimamente. En cierto modo tiene mucho sentido. Básicamente porque, a diferencia de otras, esta es muy muy práctica, si la sabes coger con pinzas y aplicar bien a tu vida real. Verás:

El Estoicismo es una filosofía de vida que se basa en una premisa, que es: vivir conforme a la naturaleza. Al escuchar esto, es probable que estés pensando en ir en taparrabos abrazando árboles por la selva, incluso es probable que te hayas imaginado a tu profesor de filosofía, pero no, no va de eso.

La filosofía estoica determina que, igual que las plantas viven buscando el sol, porque es su naturaleza, la naturaleza del ser humano se basa en dos cosas: por un lado somos seres sociales y, por otro lado, tenemos la capacidad de razonar. Así que, los estoicos concluyeron que una buena vida humana es aquella en la que aplicamos la razón, para mejorar en sociedad.

¿Sabes cuando conoces a alguien y dices, “mira que se toma las cosas con filosofía”? Bueno, pues un poco de eso va la cosa.

De hecho, te diré que yo descubrí el estoicismo porque Juan Carlos, mi mentor, me recomendó el libro “El arte de la buena vida”, del que vamos a hablar hoy aquí. Y cuando lo leía, había muchas cosas de las que me di cuenta que yo ya aplicaba antes, sin saber que eran estoicismo, claro. Así que, es probable que, conforme avance este podcast y te cuente cosas, a ti te pase lo mismo.

No sé si te gustará mucho la filosofía o no, pero en lo que seguro coincidimos tú y yo es en que nos gusta la buena vida.

También vamos a ver como hay otras cosas con las que no estoy de acuerdo con Marco Aurelio y compañía. Pero bueno, de eso creo que se trata, de coger lo que nos es útil y tener claro cuál es nuestra filosofía de vida particular.

Vamos a verlo de una manera bastante práctica. Verás.

 

Cosas que me gustan (y aplico) del estoicismo

Bueno, primero de todo, al hilo de eso de tomarse las cosas con filosofía, la semana pasada como viste no hubo podcast.

La verdad es que llevo una temporada bastante a tope de trabajo con Estudio Iber y, ni mucho menos me voy a quejar, pero la verdad es que no pude dedicarle el tiempo que se merece este podcast. Como sabes, este proyecto, de momento, cuidado, es algo que hago gratuitamente. Y lo intenté pero, finalmente, como valoro tu tiempo tanto como el mío, decidí que sino iba a hacer algo que realmente mereciese la pena, mejor no publicar nada.

Pero, eso me ha dado tiempo para pensar y trabajar mucho mejor este. Ya hace tiempo que quería hablar sobre estoicismo, a mi manera.

Como te decía, lo que me interesa contarte de la filosofía estoica es la parte práctica. La chicha. Cómo hago yo para aplicar esta filosofía y tener una buena vida, como dice el libro que te comentaba.

En ese libro definen varias técnicas. Con algunas de ellas comulgo, pero con otras no, y de eso también vamos a hablar. Vamos a empezar primero por las que sí:

 

Visualización negativa

La primera técnica de esas que te digo que, cuando lo leí, me di cuenta de que ya aplicaba, es la técnica de la visualización negativa. Esto consiste en imaginarnos qué es lo peor que nos puede pasar.

Hay tres razones para hacerlo: la primera y más obvia es la de prevenir que pasen esas cosas. Sin embargo, por muy previsores que seamos algunas ya te digo que van a pasar inevitablemente.

Yo esta primera razón no la cumplo mucho, la verdad, soy más de curar que de prevenir, pero Séneca apunta a una segunda razón para contemplar lo malo que pueda pasarnos, dice que: si pensamos en ello, atenuaremos su impacto cuando finalmente pase. La mala fortuna golpea más duramente a quienes solo esperan buena fortuna.

Para ilustrar esto con un ejemplo llevado a la temática de este podcast, esto se aplica mucho en el camino de emprender. Vemos, constantemente, como mucha gente se lanza a emprender porque se deja llevar por las cosas positivas que muestra la prensa. Que si X empresa factura X millones. Que si X empresa es vendida por X cientos de millones.

¿Y qué pasa luego? Pues que en muchas ocasiones, luego vienen los dramas. Porque eso que habían visto, o habían querido ver, de emprender, no es la vida real. Puede pasarte, pero no es lo habitual. Así que, cuando vienen as dificultades, que las hay, los problemas, los enormes sacrificios, vienen los lloros y los abandonos.

Solución (siempre que me preguntan digo lo mismo): visualización negativa. Es decir, antes de lanzarte a la piscina, imagínate lo peor que se te ocurra que pueda pasarte. Aquí sí que tienes que ser exagerado, y no con los millones y los Ferraris. ¿Si eso pasara, que puede pasar, estarías dispuesto a soportarlo? Piénsalo de verdad y así, primero, si respondes que sí, cuando te pase estarás preparado y seguirás adelante, y segundo, si respondes que no, no te lanzarás a la piscina y evitarás muchos problemas.

Hemos hablado de dos razones, según los estoicos, para aplicar la visualización negativa. Pero hay una tercera: imaginar que perdemos lo que ya tenemos, para aprender a apreciarlo. Te explico:

Los seres humanos somos insaciables por naturaleza. Deseamos algo y en cuanto lo tenemos dejamos de apreciarlo. Los psicólogos Shane Frederick y George Loewenstein lo llamaron: adaptación hedónica.

Hay muchos estudios sobre las personas a las que les toca la lotería. Normalmente, esto permite a mucha gente vivir la vida de sus sueños. Sin embargo, resulta que tras un periodo inicial de euforia, los ganadores de lotería terminan con un nivel de felicidad equivalente al que tenían antes del premio. Si no es menos, porque luego están a los que se les va la cabeza. Pero eso es otro caso. El caso es que se acaban acostumbrando al nuevo Ferrari, a la nueva casa, igual que antes estaban acostumbrados a su piso de 40 metros y su cuatro latas.

Esto, dicen, nos pasa igual con las personas. Deseamos a una pareja y, cuando la tenemos, nos acostumbramos a ello.

Pues bien, una clave es evitar adaptarnos a lo nuevo. Necesitamos encontrar una manera de desear lo que ya tenemos. ¿Cómo? Mediante la visualización negativa.

Los estoicos recomendaban imaginar que hemos perdido aquello que valoramos: nuestra pareja nos abandona, nos roban el coche, nos echan del trabajo, un ser querido se muere. En resumen, pensar que nada de lo que tenemos es para siempre. Podemos perder todo en cualquier momento. Y así, aprender a disfrutar y desear lo que ya tenemos.

 

Dicotomía del control

Ya hemos hablado de la visualización negativa, que ya te digo que cuando leí el libro me di cuenta de que ya aplicaba en muchos aspectos de mi vida. Y ahora, voy a hablarte de la segunda técnica del estoicismo con la que también estoy muy de acuerdo (esta no la aplicaba y me sirvió mucho conocerla): la técnica se llama  dicotomía del control.

¿En qué consiste esto? Bien, pues Epicteto decía: «Algunas cosas dependen de nosotros y otras no dependen de nosotros». Dirás, vaya lumbreras era Epicteto. Ojo, porque el aprendizaje detrás de esta frase es importante. La cuestión llevada a la práctica es que hay cosas sobre las que tenemos un control absoluto y cosas sobre las que no tenemos un control absoluto.

¿Sobre qué cosas tenemos un control absoluto? Por ejemplo sobre los objetivos internos que nos marcamos. Es posible que no tengamos ese control sobre si vamos a alcanzarlos o no, pero sí sobre lo que nos fijamos o no nos fijamos como objetivo.

Aclaremos esta paja mental con un ejemplo:

Imagina que vamos a jugar un partido de tenis. No tengo un control total sobre esto, porque por mucho que practique o mucho que me esfuerce, puedo perder el partido. Tampoco es algo sobre lo que no tenga un control absoluto, ya que practicar mucho y esforzarme es algo que no garantiza que vaya a ganar, pero influye en mis oportunidades de conseguirlo.

Un estoico procurará ponerse objetivos internos en lugar de externos. Así pues, su objetivo al jugar a tenis no será ganar el partido sino jugar dando lo mejor de sí. Al elegir este objetivo, se ahorrará la frustración si pierde el partido, siempre y cuando haya dado lo mejor de sí. Cosa que puede controlar. Así pues, esto no afectará su serenidad.

Lo bueno de esto es que sabemos que los objetivos internos que nos marcamos influyen mucho en los externos. Por lo que dar lo mejor de nosotros mismos, aumentará mucho las posibilidades de ganar el partido.

Del mismo modo, no debo preocuparme porque una persona me quiera. O porque este podcast te guste a ti, porque eso no está en mi mano. Únicamente debo preocuparme de dar lo mejor de mi mismo.

Y qué hacemos con las cosas sobre las que no tenemos control en absoluto. Como por ejemplo: la muerte o que el sol salga mañana. Pues obviamente, los estoicos afirman que es inútil perder un ápice de energía en preocuparnos por estas cosas, puesto que no tenemos ningún control.

Ojo con esta perla, porque como dice el amigo Juan Carlos, es simple, pero no es fácil. Y tiene mucho valor.

 

Fatalismo

Al hilo de esta técnica de dicotomía del control, viene la siguiente, que es la de fatalismo. Fatalismo respecto al pasado y al futuro. Como bien sabes, si los estoicos decían que no perdamos esfuerzo sobre aquello que no podemos controlar, obviamente, recomiendan centrarnos en el presente, puesto que es lo único que podemos controlar. Pero bueno, está técnica me parece la más obvia y floja. Nada del otro mundo.

 

El lujo

Otra cosa con la que estoy bastante de acuerdo con Epicteto y compañía es su opinión respecto al lujo. Los estoicos dicen que el problema de mucha gente es que se confunden en las cosas a las que le dan valor y, en muchas ocasiones, cuando realmente las alcanzan, se dan cuenta de que no les hacen felices.

Es decir, lo importante es saber qué es lo importante.  

Dicho esto, ven por supuesto absurdo el lujo. Porque existe el peligro real de que si nos exponemos a una vida lujosa dejemos de valorar las cosas más simples. Antes podíamos disfrutar del sabor de un buen plato de macarrones pero después de vivir el lujo durante un tiempo, descubrimos que los macarrones ya no satisfacen a nuestro paladar.

Los estoicos afirman que realmente muchas de las cosas lujosas no aportan placer real. Simplemente lo hacemos para despertar la admiración de los demás. A ver todos hemos visto el típico que se las gasta en botellas de vino caras y realmente, si le pusieras Don Simón en esa botella, ni se enteraría.

Y eso nos hace esclavos, porque si te importa la aprobación de los demás, y como hemos dicho antes, esto no lo puedes controlar, estás perdido. No debe importarte en absoluto lo que los demás piensen de ti.

 

 

No todo lo que dicen Epicteto y compañía es oro (dicho desde la barra de bar)

Y bueno, estás son algunas de las técnicas que me encajan.

Todo esto está muy bien, pero como te decía, no todo lo que reluce es oro y en mi sesgada opinión, la mía particular, hay algunas cosas en las que no estoy de acuerdo con Epicteto y compañía.

 

La ambición

En ese afán por buscar la serenidad y solo preocuparnos por las cosas que están bajo nuestro control, los estoicos creían que nuestro futuro venía ya predeterminado por el destino.

Esto, les llevó a pensar, que debemos centrarnos en el presente, porque es únicamente lo que controlamos, y que el pasado, pasado está, y que el futuro, realmente, si ya está predeterminado por el destino, para qué preocuparnos por él.

Pero, como dicen algunas fuentes, no es realmente lo que creían del todo. Es muy bonito decirlo pero, entonces, ¿quiere decir que los estoicos no eran ambiciosos? Porque claro, debemos conformarnos y apreciar lo que ya tenemos.

Recuerdo que cuando leí el libro, le dije a Juan Carlos, oye yo no comulgo en absoluto con esta parte del estoicismo. Ahora bien, creo que ellos mismos se contradicen en ocasiones, porque Marco Aurelio, por ejemplo, fue uno de los emperadores más poderosos del Imperio Romano, y fue muy muy rico. Séneca, también amasó una gran fortuna. Así que, Marco Aurelio, aquí hay algo que no me cuadra.

¿Sin ambición cómo se llega a ser emperador romano?

 

Autoprivación

La segunda de las grandes cosas con las que no estoy de acuerdo con los estoicos es cómo entienden ellos la autoprivación. Es decir, privarnos de ciertos lujos.

Estoy muy a favor de lo que decíamos antes, no fliparnos y tener los pies en la tierra. De no probar ciertos placeres que sabemos que son perjudiciales para nosotros y nos hacen más presos que otra cosa. En eso, totalmente de acuerdo.

Pero, si buscas en youtube estoicismo, vas a encontrar a un montón de iluminados contándote cómo practican el estoicismo duchándose con agua fría todas las mañanas. O andando descalzos por la calle. Esto, he de decir que no es idea de estos iluminados, es que es algo que dicen los estoicos.

Los estoicos dicen que aunque tengas dinero, de vez en cuando, debes obligarte a vivir en la pobreza. A vivir como un vagabundo en la calle. Para recordar la pobreza.

¿Realmente es necesario hacer estas “pargueladas” para recordar la pobreza?

Yo creo que, si tienes la cabeza medianamente amueblada, y te has ganado lo que tienes con esfuerzo, simplemente tienes que recordar de donde vienes para valorar lo que tienes.

Eso si es importante.

Pero si te duchas todas las mañanas con agua fría y sales a andar descalzo por la calle, y no tienes la cabeza medianamente amueblada, podrás ser muy estoico, pero no sé si eso te va a ayudar a conseguir la buena vida.

Quiero decir, que ya que predican con aplicar la razón, esto a mi, personalmente, que me perdone Séneca, pero me parece demasiado exagerado.

¿Tú crees que Marco Aurelio se duchaba con agua helada todos los días? Venga anda, por favor.

Pues eso, que apliquemos el sentido común.

 

Conclusiones

Realmente hay muchas más técnicas pero, a parte de que yo creo que ya vale por hoy, realmente estas son las que a mi me parecieron más interesantes y que, realmente, más me han ayudado en mi día a día.

Igual tú profundizas en el estoicismo y comulgas con otras cosas diferentes a mi. Por si quieres profundizar, te dejo en las notas del capítulo el enlace al libro “El arte de la buena vida”, que es el que yo leí. Enlace de afiliados, por supuesto, que esos 0.0001€ que me da Amazon ayudan mucho a financiar este podcast.

Esto es todo.

Mil gracias siempre por escucharme.

¡Qué pases buena semana y nos vemos pronto!

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