43. La marea sube, la marea baja
 

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El otro día me llamaron para dar una charla sobre emprendimiento a alumnos de mi antiguo instituto. Tras hablar con la profesora, estuve pensando en qué era lo mejor que podía yo aportarles o mejor aún, qué me hubiera gustado a mi que me contaran a esa edad.

Le propuse a la profesora dar una charla contando las cruda realidad, con lo bueno y lo malo. Sé que quizás no es muy motivadora, pero solo unos pocos, los que de verdad tengan ese hambre de emprender, sabrán entender la motivación que esconde todo esto.

Hoy quiero hablarte un poco sobre una reflexión acerca del “postureo” y los falsos mitos del emprendimiento.

 

El emprendedor de generaciones anteriores vs el de ahora

El otro día, en uno de los fantásticos emails que envía Álvaro Sanchez, dejó una frase, que se le atribuye al escritor estadounidense G. Michael Hopf, que decía así:

Los tiempos difíciles crean hombres fuertes, los hombres fuertes crean tiempos fáciles, los tiempos fáciles crean hombres débiles, los hombres débiles crean tiempos difíciles.

Él exponía muy bien sobre cómo nuestra generación, yo soy del 91, pues la del año 82 hasta 2026, hemos vivido en verano todo el tiempo. Tiempos fáciles. Sin embargo, yo no tengo hijos pero espero tenerlos, así que a la generación de nuestros hijos y nietos, les esperan tiempos difíciles, siguiendo este ciclo.

Si yo pienso como emprendieron mis abuelos, una generación que vivió una postguerra y que su mayor preocupación era tener para comer, pues cambia mucho respecto a la nuestra.

Mi abuelo era agricultor se fue con 25 años a Madrid, y no lo hizo porque quería vivir una aventura, como lo he hecho yo ahora viniendo a Países Bajos, tampoco lo hizo en avión y con todo tipo de comodidades, ¡qué va! se marchó con un tractor, sin cabina, sin gps, sin teléfono móvil, con una dirección y unas indicaciones anotadas en un papel, un bocadillo, una mano delante y otra detrás.

Y lo hizo por necesidad, porque allí había trabajo para ofrecer servicios con su tractor y necesitaba llevar dinero a casa para mantener a su familia. Cuando digo a su familia tampoco me refiero a su pareja o hijos si tuviese, que no tenía aún, pero no, me refiero también a sus padres. Antes, así eran las cosas

Si pienso en cómo emprendió mi padre después, fue algo parecido, una generación que quizás ya no vivió en invierno, porque ya no vivió una postguerra y las hambrunas de esos tiempos, pero que vivió en primavera, podríamos decir, nada que ver con la nuestra.

Mi padre dejó los estudios joven porque de nuevo, eran agricultores, y había que trabajar en casa, de nuevo, para sustentar la economía de toda la familia.

Esta gente, como comprenderás, no se quejaba de que no tenían tiempo, de que no podían ir de vacaciones. ¿vacaciones? eso que es. De que no podían viajar. Ver mundo.

Con esto no quiero decir que no debamos disfrutar de los placeres que tenemos hoy en día, por supuesto, los tiempos han cambiado a mejor, y eso es bueno, y así debe ser.

Pero no podemos permitirnos ser débiles, porque entonces seremos responsables de crear tiempos difíciles para nuestros hijos.

Si hablo de emprender, que es lo que me toca, veo en muchas situaciones que nos quejamos en exceso. Yo también, no me eximo, y está bien quejarse si algo consideramos injusto, no digo que no, si nos suben los impuestos y eso no se ve reflejado en la sociedad si no en los bolsillos de unos políticos mediocres, por ejemplo, pues sí, claro que hay que quejarse. Pero de otras cosas, creo que antes de quejarnos deberíamos revisar lo afortunados que somos.

Y no solo en emprender, esto sirve para la vida en general. Ni mucho menos estoy diciendo que emprender sea más duro que no hacerlo. Para nada. Pero yo hablo de lo que sé y de lo que hago, de lo otro no puedo hablar.

Llevo ya unos cuantos años, y no sé si mi camino ha sido especialmente duro, normal, o fácil, la verdad, porque cada uno lo vive de una manera. Lo que sí tengo claro, es que veo y he visto en estos años a mi alrededor a mucha gente que se lanzaba a la piscina de emprender sin saber dónde se metía.

Y creo, que esto, en gran parte, es porque la película que se ha vendido del emprendimiento tiene poco de realista. Así que quiero hablarte de esos falsos mitos que creo que es necesario aclarar.

 

Persigue tu sueño, (pero ojo no te pierdas por el camino)

El primer mito es el de persigue tu sueño.

Esto te lo digo yo, que me considero una persona bastante soñadora, pero soy consciente de que esto tiene sus partes buenas, por supuesto, pero también tiene sus partes malas.

Todas las personas que han hecho cosas grandes en la vida es porque han sido soñadores, en mayor o menor medida, pero lo han sido. Si no crees que puedes hacer algo, no lo vas ni a intentar. Así que, debes soñar, pero sin flipártelo. Y me explico.

Cuando yo empecé a emprender, que fue con Flip&Flip, como ya te he contado por aquí, tenía un gran sueño. Quería cambiar el mundo, darle la vuelta, como nosotros decíamos en nuestro eslogan, diseñando productos a partir de materiales desechados por la industria.

De verdad, creía que podíamos hacer algo grande, que podíamos darle la vuelta a las cosas. Pero la realidad me puso en mi sitio. Estaba persiguiendo un sueño que el mercado no estaba dispuesto a comprar, al menos no en la dimensión que yo había estimado, y para subsistir, por las noches cogía mi bicicleta y me ponía a repartir en Glovo.  Como buen aragonés soy bastante cabezota, así que seguramente, si me hubiese dado cuenta antes de que aquello no iba a avanzar mucho más por más que yo insistiese, hubiese podido crecer antes con otros negocios, como ha pasado después.

Ojo, de esto, siempre digo que me llevo un gran aprendizaje. Y además, considero que es necesario en los inicios hacer todo tipo de sacrificios, para poner a prueba tu resiliencia, pero a lo que voy, es que, a veces, por mucho énfasis que pongas en perseguir tus sueños, no funciona.

El mercado manda.

Lo bueno es que los sueños se pueden ir cambiando. Siempre hay nuevos retos, nuevos objetivos.

Pero es importante darse cuenta de que si tu sueño no tiene ningún sentido, no pasa nada, pero no abandones, lucha, replantéate el camino y sigue adelante probando por otro lado.

Lo que si hay que tener es perseverancia para no detenerse.

 

Patrocinador de la semana: Grupo Gen Arquitectura

Y de esto último saben un rato nuestros patrocinadores de hoy, Grupo Gen Arquitectura.

Son unos arquitectos, ubicados en Zaragoza, y amigos, que en no mucho tiempo, si no recuerdo mal empezaron en 2018, han creado un negocio que crece sin parar. David, Javier y Javi, además de amigos y clientes, son un claro ejemplo de tres emprendedores con las ideas claras. Ellos querían montar un proyecto de arquitectura, ingeniería y urbanismo, que apostase por la descentralización. Y desde sus ya dos estudios, en Épila y Fuentes de Ebro, abastecen a toda el área geográfica de alrededores.

Si necesitas un grupo de arquitectos formales y profesionales, puedes conocernos en grupogenarquitectura.com

Y si tú también quieres que le de cariño a tu proyecto y lo comparta con esta magnífica comunidad de gente interesada por el emprendimiento, el diseño, la creatividad y el crecimiento vital, aquí tienes los detalles en la pestaña patrocinios.

 

A veces toca trabajar sin motivación

El segundo gran mito del que quiero hablar es el de la motivación.

Creo, sinceramente, que a veces caemos en el error de sobrevalorarla. Por supuesto que la motivación es necesaria, pero hemos de entender, que no siempre podemos estar motivados, y no por ello debemos pararnos o dejar de trabajar.

El discurso de, este proyecto ya no me motiva o, hoy no estoy motivado me voy a tomar un respiro, sinceramente, a mi me parece muy poco realista.

En la vida toca hacer muchas cosas que no nos motivan o que incluso detestamos, pero es que la vida es así, da igual que emprendas o no, muchas veces toca joderse. Y esto hay que entenderlo como parte del camino.

No podemos esperar a estar todos los días contentos y motivados para hacer las cosas.

Cuando uno se marca un objetivo, lo más importante para alcanzarlo o no, es después del objetivo desarrollar un sistema. Es decir, si quiero perder 10 kg de peso, el sistema es que voy a salir a correr 3 días a la semana y no voy a comer dulces. Por ejemplo. Una vez definimos ese sistema, ya no tenemos que pensar más si estamos motivados, si nos apetece, si estamos inspirados, no. Sin pensar, cogemos y lo hacemos. Disciplina, no hay más truco.

De la misma forma que si quiero emprender, me va a tocar trabajar probablemente más horas que la media. Y al principio, seguramente, me va a tocar hacer muchas cosas que no me gustan, durante años, no durante meses, si no durante años, hasta que el negocio crezca lo suficiente como para poder delegar ciertas tareas en otras personas. Y esto es así, no hay que darle más vueltas, así que si emprendes, te guste o no, estés motivado ese día o no, te jodes, y haces lo que tienes que hacer.

Cumples tus obligaciones o compromisos. Y punto. Sin pajas mentales.

En el libro de “El vendedor más grande del mundo”, que he nombrado aquí mil veces y te vuelvo a dejar en las notas del capítulo por si te interesa, hay un capítulo que habla de esto. Dice, “la marea sube, la marea baja”.

Así que si está baja, ya subirá, pero te rindas o te pares por eso, porque si no la llevamos buena.

 

No tengo tiempo

El último tema del que quiero hablar es la excusa por excelencia más universal, que es: “no tengo tiempo”.

Me gustaría emprender pero claro, es que no tengo tiempo, me gustaría adelgazar, pero claro, es que no tengo tiempo de ir al gimnasio.

Mira, el tiempo es elástico. Lo que no tienes es ganas de hacerlo. Lo que no tienes es ganas de sacrificar otras cosas por hacer esto, y me parece estupendo, es totalmente lícito, pero dejemos de lado el “no tengo tiempo” como excusa.

Los días de todos los humanos tienen 24h, que yo sepa, pero sin embargo siempre verás a uno al lado que con las mismas 24 horas hace cien veces más cosas que tú, y tú dirás que no tienes tiempo.

Si para ti es importante ver Netflix, jugar a la consola, ir al bar de cañas todas las tardes y de viaje los fines de semana, me parece estupendo, ya has encontrado tu filosofía de vida, y eso es importante para ser feliz.

Pero a lo que voy es a que no pongas la excusa de “no tengo tiempo”. Di que no te apetece y punto. No pasa nada por decir un no, a secas. Pero dejemos las excusas, no por emprender es uno mejor ni peor, no todo el mundo tiene que ser de la misma manera. Ni es mejor montar negocios, ni es peor que te guste ver Netflix, por ejemplo. Pero si que creo, que uno cuando decide emprender, ha de ser consciente de donde se mete y una vez te metes, darlo todo, porque las recompensas, pueden tardar más o menos, pero si haces cosas y no paras, lo que está claro es que llegan. Y eso es una sensación increíble, por lo menos para mí.

 

Reflexión y cierre final.

Como te decía al principio, puede que el podcast de hoy te haya parecido muy desmotivador. Para nada es mi intención, estoy seguro de que habrás sabido ver en estas líneas unas dosis de motivación.

Creo que es importante mirar de vez en cuando al pasado, para valorar lo afortunados que somos, yo lo necesito de vez en cuando y reconozco que hacer este podcast me ha venido bien.

Espero que a ti también te haya sentado bien esta reflexión. Sin duda, esa es mi intención, removerte algo.

Hablando de remover, aprovecho para decirte que si puedo removerte algo, con mis servicios de diseño, puedes encontrarme en estudioiber.com  

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Esto es todo.

Mil gracias siempre por escucharme.

¡Nos vemos pronto!

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