33. Michael Thonet, descubrió el curvado de la madera y cambió la historia

 

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Revisar la historia para entender el presente. Nos adentramos en uno de los primeros revolucionarios del diseño industrial

Qué importante es revisar el pasado para entender el presente y poder innovar para el futuro, como dice Ferran Adria.  

Hay muchas cosas que hoy tenemos en nuestro día a día que nos parece que han existido siempre y no les damos ni la menor importancia, pero hubo un momento en el que no existían y hubo alguien que pensó más allá para innovar y crear algo nuevo.

Siempre escuchamos los típicos inventos como la fregona, la rueda, internet. Inventos sin los cuales no podríamos vivir hoy en día.

Bien, pues hoy concretamente vamos a hablar del curvado de la madera y cómo esto marcó un antes y un después en la industria del mueble. El responsable de esto fue Michael Thonet. Ya lo hemos nombrado en algún podcast de refilón, porque reconozco que es un caso que me fascina, pero hoy vamos a indagar sobre este personaje para tratar de entender cómo logró hacer lo que hizo y qué ha supuesto esto en nuestros días.

Por cierto, es probable que te hayas sentado más de una vez en una de sus sillas sin saberlo.

Verás cómo vas a flipar.

 

Inicios como carpintero de Michael Thonet

Se puede decir que Michael Thonet fue uno de los primeros diseñadores industriales. Como ya he contado en algún otro episodio, la figura del diseñador industrial surgió tras la revolución industrial, que comenzó en 1760 y terminó en el 1840.

Te resumo, por si acaso, lo que ocurrió fue que la industria se centró en automatizar procesos para la producción de productos en serie y, en cierto modo, se olvidaron del diseño de estos. Antes de esto, los artesanos sí que lo cuidaban, pero las máquinas no tenían este cuidado estético, y así es como surgió la figura del diseñador industrial para cubrir esta necesidad.  

Bien, pues en ese meollo nació nuestro amigo Michael Thonet, concretamente en 1796 en una pequeña ciudad de Alemania llamada Boppard. Comenzó desde muy joven como ebanista, en un pequeño taller de su ciudad natal.

 

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Era bastante habilidoso y se le daba bien el oficio de carpintero, pero él buscaba siempre algo más. Era bastante emprendedor. El mundo, en aquella época, estaba experimentando un gran cambio con la revolución industrial, y Michael Thonet supo entender esto a la perfección y fue un visionario.

Lo que estaba pasando en la industria del mueble era que con la fabricación en serie se buscaba satisfacer la demanda de la clase media. La clase media, por lo general vivía en casas pequeñas y necesitaban muebles ligeros y multifuncionales, para aprovechar el espacio. Por el contrario, la clase alta, tenía espacio, por lo que seguía ostentando con muebles pesados, de ebanistería. Pero Thonet vio que en la clase media había filón.

 

Su gran descubrimiento: el curvado de la madera

En 1819, con apenas 23 años, montó su propio taller para desarrollar sus inquietudes. Entre ellas, una en particular: el curvado de la madera.

Una vez más, él no fue el inventor del curvado de la madera, de hecho, esta técnica ya se usaba para fabricar barcos, pero la historia se repite y, una vez más, el que tiene la visión de comercializar y dar uso a una técnica es el que se lleva la palma.

Su innovación está en introducir esta técnica en la industria del mueble. Michael Thonet se obsesionó con perfeccionar su técnica de curvado de madera. Thonet experimentó con métodos para flexionar listones y manipular laminados y fruto de ese trabajo creó la silla Boppard, su primer gran éxito, en 1836. Con esta silla, empezó ya a destacar como diseñador, en una época en la que, recordemos, esta figura no estaba popularizada aún en la sociedad.

En 1841, Michael Thonet presentó sus muebles en una exposición montada por la Asociación de Arte de Koblenz, donde llamó la atención del canciller austriaco Klemens Wenzel von Metternich. Este quiso contratarlo para que trabajase para la corte vienesa. Así que un año después, con 46 años, vendió su taller en Boppard, y se trasladó con su familia a Vienna.

Allí, montó otro taller, y continuó desarrollando el curvado de la madera. El 16 de julio de 1842, el tribunal austriaco le concedió la patente por, cito textualmente: “doblar cualquier tipo de madera, incluso las más frágiles, en las formas y curvas deseadas por medios químicos y mecánicos”.

Su técnica era sencilla: sometía la madera de haya a baños de vapor con cola para mejorar su flexibilidad y, así, la introducía en prensas de bronce donde les daba forma y posteriormente la dejaba enfriar.

Protegida por la patente, pasó a ser la única empresa en el Imperio Austro-Húngaro durante más de una década que podría producir legalmente muebles de madera curvada.

 

La silla n 14. Simplificación para la producción en serie. La gran revolución.

Otra de sus grandes aportaciones a la industria del mueble fue el ensamblaje mediante tornillos. Anteriormente las sillas constaban de varias piezas rectas unidas con cola. Con el tornillo, se conseguían uniones más fuertes y duraderas.

Otra de las grandes ventajas que supuso el doblado de la madera para la producción en serie fue la reducción del número de piezas y, con ello, de la mano de obra, del tiempo de producción o además, también del empaquetado.

Thonet sentó las bases a mediados del siglo XIX de lo que sería luego la producción industrial en serie de mobiliario.

1859 fue un año trascendental para Michael Thonet. Este año creó la silla nº 14, silla que estoy convencido de que te has sentado en más de una cafetería en ella o incluso es posible que tengas una en casa sin saberlo. La silla de las sillas, aún a día de hoy, 162 años después.

Con la silla nº 14, redujo en número de elementos a 6 piezas de madera, 4 puntillas, 2 tornillos y 2 tuercas. Una única pieza funcionaba a su vez de respaldo y de patas traseras. Hecho que no se hubiese podido conseguir de no haber sido por el curvado de la madera.

Además, fue el precursor del modelo Ikea, ya que la silla Thonet se vendía desmontada, de manera que en un metro cúbico cabían hasta 36 sillas. Además sus piezas podían ser intercambiables.

La Silla nº 14 significó un cambio de mentalidad en la producción de mobiliario. Técnicamente muy sencilla, realizada con muy pocas piezas, resultó barata de fabricar, económica en el punto de venta, fácil de transportar en grandes cantidades y, además, muy resistente.

Le valió una medalla de oro en la feria de París de 1867 y, con una producción de más de 50 millones de unidades hasta 1930, conquistó los mercados de todo el mundo. En las fábricas de la actual República Checa, Hungría y Rusia se produjeron más de 865.000 sillas de madera curvada por año.

 

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Éxito masivo: El imperio Thonet

Además de buen diseñador e innovador, Michael Thonet también fue un visionario en marketing. Comenzó a colocar su silla en las portadas de grandes revistas y consiguió que grandes celebridades de la época posaran en fotos junto a la silla nº 14.

Thonet se convirtió en una empresa con una gran presencia internacional. Participaba en innumerables ferias industriales y abrió sucursales en toda Europa durante la década de 1860.

Así, en 1860, Thonet diseñó su primera mecedora, la que es considera por muchos como su obra maestra, y que es la precursora de las actuales mecedoras de todo el mundo. Entre sus seguidores más entusiastas estuvo Picasso. No  sólo le gustaba retratarse junto a ella sino que la introdujo en varios dibujos y cuadros suyos

En 1871, con 75 años, Michael Thonet muere pero dejó un gran legado y un gran imperio que, a día de hoy, sigue siendo una de las empresas más potentes en la industria del mueble a nivel mundial.

Tanto la nº 14 como muchos otros muebles de Thonet han resistido los cambios de gusto y las variaciones de la moda durante más de un siglo, han decorado diferentes tipos de ambientes y han sido adquiridos por todas las clases sociales.

Thonet contribuyó a lo que hoy llamamos “globalización”, pero también a desarrollar una sensibilidad nueva hacia el diseño y la decoración, y también el arte. En poco tiempo, esta sensibilidad se extendió por Austria y Alemania, Inglaterra, Bélgica, Italia, España, Rusia y Estados Unidos.

A finales del siglo XIX, producía 4.000 muebles al día y daba trabajo a más de 6000 personas en todo el mundo. Además, su silla Thonet nº14 continúa siendo la silla más vendida de la historia.

 

Conclusiones

Hasta aquí la historia de hoy. Ha sido un episodio breve, pero conciso.

Me parecía muy útil adentrarnos e intentar entender a personajes como Michael Thonet, que han marcado la historia de alguna manera, mediante descubrimientos que en su momento podían parecer simples pero posteriormente se demuestran que abren todo un mundo de posibilidades.

Creo que no es posible entender la revolución industrial, el origen del diseño industrial y de la industria del mueble, como la conocemos hoy en día, sin estudiar la figura de Thonet.

Espero que te haya descubierto algo nuevo y hayas disfrutado este capítulo tanto como yo haciéndolo.

Y bueno, hasta aquí. Si te ha gustado, pues ya sabes que compartir es vivir y es la mejor manera de apoyarme. Si no te ha gustado, no lo hagas, incluso dime por qué así me ayudas a mejorar. 

Esto es todo.

Mil gracias siempre por escucharme.

¡Qué pases buena semana y nos vemos pronto!

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